viernes, 8 de junio de 2007

¿Qué hace un acueducto como tú en una ciudad como esta?


El acueducto de Segovia es seguramente, junto con el teatro de Mérida y alguna otra cosa más, el más solemne resto material de la antigua Romana en el solar hispano. Conociendo el genio de la estirpe de Eneas no me sorprende ni su hermmosura arquitectónica ni su perfección técnica. Lo que me extraña es más bien su localización. Le expuse mi duda una vez a un colega de Antigua pero no acertó a darme una respuesta satisfactoria. El otro día, deambulando por la Biblioteca me encontré este sugerente título: Ramírez Gallardo, Aurelio (1975) Supervivencia de una obra hidráulica. El acueducto de Segovia, Segovia:

Ya Colmenares se extraña de que se hiciese tan grande obra en Segovia, que nunca llegó a tener distinguidas prerrogativas; nunca fue colonia romana, ni convento jurídico. No obstante, opina “que debió construirse cuando Segovia era una población muy considerable y opulenta: porque para un pueblo de poca consideración, o una ciudad de poca monta, no parecía regular emprender y ejecutar esta obra maravillosa, por la que se conduce el agua hasta las mismas casas de los habitantes”. Parece no ser muy exacta la opinión de Colmenares, pues en Segovia no aparecen más vestigios romanos que unas treinta lápidas, casi todas sepulcrales, y no había ni foro, ni teatro, ni anfiteatro o circo, etc. Téngase en cuenta que por el canalillo actual, y con la pendiente menor de las que hemos medido actualmente, puede pasar un caudal de unos 20 l/s. Con este caudal se puede atender a una población de unas 35.000 personas, con una dotación diaria de 50 litros poro habitante. La población de Segovia capital en 1960 era de 33.360 habitantes. La situación de Segovia entre el río Eresma y arroyo Clamores, en una prominencia muy importante, podría haber sido elegida para crear un puesto de importancia estratégica situado en la calzada romana de “Septimanca” (Simancas) a Titulcia en la calzada de Mérida a Zaragoza a medio camino entre Complutum y Toledo (p. 35)


El principal problema de conservación al que se enfrenta el acueducto serían los contrastes térmicos, pero su construcción en sillares sin trabar, permite las holguras milimétricas que se produce (cf. p. 38). El acueducto ha sido preservado por su uso continuado y porque la destrucción táctica se verifica destruyendo tan solo un tramo pequeño, que pasado el tiempo de guerra puede reconstruirse, como así ha ocurrido en varias ocasiones (cf. p. 40).

Como se ve, mi pregunta sigue en pie...

1 comentario:

Vinagretis dijo...

uffff, que conste que ya empiezo a comentar únicamente movida por el aprecio que te tengo, Ursino, porque menudo peñazo lo del acueducto...